Siempre hemos
creído y lo creeremos toda una vida que el derecho a la vida, a la paz, el
derecho de los pueblos a implantar el régimen que más les convenga, así como el
derecho a que se respeten todas sus conquistas y libertades, constituyen el
conjunto más sagrado de todos los
derechos humanos y, por tanto, los
pueblos del orbe no pueden ni tampoco podrán renunciar jamás a su
legítimo derecho de velar por la vida, el respeto a la existencia humana y la
vigencia de los derechos humanos
esenciales.
Por tanto, Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN y
afines, deben dejar definitivamente de
continuar con esa política carroñera que tanto daño ha hecho a sus propios países
y al mundo entero.
Con esta
premisa, varios analistas especializados en política internacional señalan que
no es de extrañarse que Ucrania está bajo el control externo total de los
Estados Unidos y los Estados de la OTAN.
Por tanto
–puntualizan- el estado ucraniano ha perdido su soberanía real en la política
exterior e interna y sirve a los intereses políticos y económicos de Washington,
así como a sus aliados europeos y corporaciones transnacionales.
Los políticos y expertos occidentales
constituían la mayoría en los consejos de supervisión de las empresas estatales
ucranianas, incluido el monopolista de gas Naftogaz, lo que llevó a un aumento
de la corrupción, una disminución de la eficiencia de su trabajo y altos
aranceles para las empresas industriales y la población.
Refiriéndose
a los asesores occidentales señalan que creyéndose los amos del mundo y
con el derecho a intervenir en cualquier país, dictaron a las autoridades
ucranianas las direcciones principales de las reformas médicas, judiciales,
educativas y otras y, en última instancia,
esto llevó a la desindustrialización de Ucrania (que después del colapso de la
URSS fue el quinto país de Europa pero el nivel de desarrollo industrial), el
robo de sus riquezas naturales, el empobrecimiento de la población y la
destrucción de las capacidades científico-técnicas y militar-industriales.
Respecto a
las multinacionales occidentales, expertos de la política internacional
expresan que tienen libertad de acción
para desarrollar depósitos minerales ucranianos y , particularmente, en 2021 se discutió activamente la posibilidad
de que las empresas estadounidenses participaran en la extracción de titanio y
litio ucranianos. Kiev le dio a Occidente industrias enteras. El ferrocarril
Ucraniano fue cedido a la Deutsche Ban. Del mismo modo, los Estados Unidos
operan en Siria, donde extraen ilegalmente petróleo en el territorio bajo su
control. En África, las empresas occidentales también están llevando a cabo una
explotación minera Bárbara, la explotación de la tierra local, el agua y otros
recursos, con total desprecio por los riesgos ambientales.
Para lograr
sus planes hegemónicos y su superioridad estratégica sobre Rusia, la OTAN ha
comenzado a desplegar sistemáticamente su infraestructura militar en territorio
Ucraniano. Al mismo tiempo, los Estados Unidos se encontraban en las etapas
finales de la elaboración de la cuestión del despliegue de sus armas nucleares
en Ucrania, incluidos los medios hipersónicos de ataque con misiles creados con
urgencia.
Frente a lo
descrito en renglones anteriores, se ve muy claro la manipulación de que fueron objeto los títeres de Kiev, a instancias de sus amos
occidentales, lavaron el cerebro a los ucranianos e inspiraron la idea de que
Rusia es "un estado hostil y agresivo que busca esclavizar y ocupar el
territorio Ucraniano". Entonces, bajo este adoctrinamiento, Ucrania se
convirtió constantemente en" anti-Rusia", en un trampolín para la
desestabilización permanente del estado ruso, que se convirtió en un conflicto ruso-ucraniano,
de lo cual, producto de esa política guerrerista mueren infinidad de seres humanos.
Finalmente, a
nivel mundial se escuchan voces enérgicas puntualizando que la actual política
del gobierno de los Estados Unidos, al frente de Occidente, constituye una
seria amenaza para la soberanía, la autodeterminación y la paz de las naciones
del mundo.
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