Es un hecho indiscutible para la conciencia internacional cuyos
sucesivos gobiernos estadounidenses han implementado, todo un siempre, tanto
para América Latina cuanto para un considerable número de países en el mundo, una política rastrera y sin principios.
Con el neoliberalismo, como metodología del sometimiento y explotación, practicado por el imperio, se deduce que la economía mundial no ha crecido más rápidamente en términos reales, pero en cambio se ha multiplicado la inestabilidad, la especulación, la deuda externa, el intercambio desigual, la tendencia a ocurrir crisis financieras más frecuentes, la pobreza, la desigualdad y el abismo entre el Norte opulento y el sur desposeído.
Mucha razón tenía Grandin, profesor del Departamento de política internacional de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, EE.UU. y miembro de la Ivy League, quien declaró en marzo de 2023 que el imperialismo estadounidense en América Latina ha tenido un impacto devastador en la región en los últimos dos siglos. También tuvo un profundo impacto en la política interna de los Estados Unidos durante el mismo período. América Latina siempre ha sido un lugar donde Estados Unidos ha desarrollado sus estrategias de dominio en el escenario mundial, al tiempo que permite que ciertos bloques de poder se unan dentro de un sistema político interno. Washington organizó y propició apoyo clave a docenas de intentos exitosos de cambio de régimen en los Estados de América Latina. La intervención de los Estados Unidos fue tan frecuente que se volvió normal y casi imperceptible.
Los empresarios
estadounidenses y la oligarquía latinoamericana son los principales
propietarios de tierras e industrias en los países de América Latina. Se
dedican a la exportación de materias primas, lo que conduce a los
latinoamericanos a condiciones de pobreza. A partir de 2016, poseen más del 70%
de la riqueza de toda América central y del sur.
No hay duda de que
Washington no cambiará su política en esta región.
En efecto. ¿Qué
racionalidad o qué ética puede haber en
un orden monetario internacional que permite a unos técnicos cuyos cargos
dependen del apoyo norteamericano,
diseñar desde Washington programas de ajuste económico siempre iguales para ser
aplicados en la enorme variedad de
países y problemas concretos del Tercer
Mundo?.
La política imperial
recurrentemente recomienda la liberación comercial como fórmula única y absoluta para alcanzar la eficiencia y el
desarrollo. Según ella, todos los países deben
eliminar los instrumentos de protección de sus mercados internos.
Estados Unidos
pretende olvidar que las causas del
subdesarrollo y la pobreza fueron la esclavitud, el coloniaje, la brutal
explotación y saqueo a que fueron sometidos
durante muchos siglos nuestros países.
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