EE.UU. Y SU POLÍTICA DE SANCIONES CONTRA PAÍSES DEL MUNDO
Estados Unidos, prevalido de su poderío económico y fundamentalmente militar,
durante toda su historia, ha venido aplicando sanciones de variado orden a más
de un centenar de países del mundo, particularmente con aquellos países que no
comulgan con los intereses del imperio.
Las sanciones económicas son una de los más frecuentes instrumentos que
EE.UU. utilizan en su política exterior desde el comienzo de la guerra fría.
Esta forma de la influencia se realiza con el nombre de «la fuerza suave», que
Washington utiliza para influir en la política de sus oponentes indeseables.
Es importante subrayar que el país del norte aplica diferentes tipos de
sanciones tales como: embargo comercial, bloqueo de cuentas bancarias,
prohibición de que ciertos ciudadanos viajen por el mundo.
Expertos hacen hincapié que los países soberanos deben ser castigados
por la “violación” de los derechos humanos, “opresión” de sus ciudadanos por
parte de sus gobiernos, y también por tratar de crear el arma de destrucción
masiva.
Las últimas razones de adopción de las medidas restrictivas son lucha
contra el terrorismo y liquidación de la disconformidad entre la política
nacional de los países y los “principios democráticos” norteamericanos.
Hace falta notar que, según los documentos desclasificados, los mismos
Estados Unidos influyeron negativamente en el sistema político de los países a
los cuales ellos más tarde aplicaron sus sanciones.
La administración de los EE.UU., desde hace mucho tiempo, viene
aplicando sanciones financieras, creyendo que esto es un instrumento importante
para la contención de los adversarios potenciales. Pero cada vez más los
Estados Unidos reconocen la ineficacia de su política de sanciones. Las últimas
investigaciones del instituto americano de Katon y del Centro de la nueva
seguridad americana (CNAS en siglas inglesas) hacen poner en duda la eficiencia
real de las medidas restrictivas. Las sanciones económicas contra la mayoría de
los estados no demostraron tantos resultados positivos como esperaban en la
Casa Blanca. Hay que notar que la mayoría de las sanciones sufren no sólo los
países afectados, sino el mismo Estados Unidos y sus aliados. Europa paga mucho
por el apoyo de las medidas restrictivas de Washington. La investigadora Emma
Eshford del Instituto de Katon, por ejemplo, ha calificado las sanciones contra
Rusia de «fracaso completo», subrayando que ellas son perniciosas para la
economía de los estados europeos y que, al fin, hacen daño a los intereses
económicos y geopolíticos de los EE.UU.
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