A las 2H40 de la madrugada de este domingo 21 de febrero, el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó definitivamente resultados y confirmó a Andrés Arauz y Guillermo Lasso a la segunda vuelta electoral del 11 de abril.
Pero, al fin, luego de tantas peripecias, obstáculos, maniobras, muy propias de la derecha, sabemos quienes pasan a segunda vuelta. Sin embargo, la mayoría del pueblo ecuatoriano ha calificado al proceso, en sí, como una de las peores organizaciones de su historia.
Pero, cómo no va a hacer uno de los peores procesos si esa derecha enquistada y puesta a dedo en el CNE, representada por repudiables consejeros y representantes de la carroña política del país, atropelló las leyes, violentó normas, fingió una democracia participativa, y tomándose para sí la voluntad popular, sin que nadie les haya dado la autorización para ello, violó la Constitución tantas veces cuantas quiso a ojos y paciencia del pueblo ecuatoriano; pueblo sufrido que aspira una solución urgente a la profunda crisis económica, social, política y sanitaria por la que se encuentra atravesando.
El candidato respaldado por el ex presidente Rafael Correa, Andrés Arauz, pasó a segunda vuelta y fue el que más votos obtuvo, pero no los suficientes para ganar en primera vuelta. Deberá ir a un ballotage contra el banquero Guillermo Lasso,
Hace cuatro años, Ecuador también eligió a su presidente en ballotage. En aquel momento, la elección se dirimió entre Lenin Moreno (entonces candidato de Rafael Correa) y Lasso, el banquero abiertamente neoliberal y candidato tradicional de la derecha ecuatoriana. El otro candidato Yaku Pérez llamó a votar por este último asegurando que “es mejor un banquero que un dictador”.
Como una devolución de gentilezas, Lasso afirmó: “si Pérez llega a la segunda vuelta lo apoyaré con tal de derrotar al candidato de Correa”.
Todo lo anteriormente señalado, nos revela también que hemos asistido a una campaña presidencial atípica, producto de la pandemia sanitaria que azota al mundo y, con ella, una nueva ola de pobreza estructural que golpea, especialmente a la población de bajos recursos económicos.
El pueblo ecuatoriano ha observado atónito el desarrollado de un proceso electoral con profundas irregularidades, además, con intentos de desaparición de organizaciones políticas, cambios de fechas y horarios de las elecciones presidenciales, así como también serios cuestionamientos tanto a los miembros del Consejo Nacional Electoral cuanto a los del Contencioso Electoral, hechos que han afectado no solamente a la credibilidad del proceso sino a la estima nacional.
Frente a este embrollo electoral se suma una serie de denuncias en contra de varios candidatos participantes en la contienda electoral a quienes se les acusó de poseer ingentes ahorros económicos violando la legislación de la república, que prohíbe tener cuentas en paraísos fiscales (zonas offshore), a los aspirantes a cargos públicos y a sus familiares.
Estas denuncias han causado malestar e indignación en la ciudadanía puesto que, en el caso del candidato Lasso ha utilizado métodos más sofisticados para evitar el pago de impuestos y transferir el capital acumulado a familiares y personas de confianza. Eso explica la fuga de capitales y bienes del Ecuador que provoca decrecimiento financiero y afecta enormemente a la situación económica del país y, especialmente, a los ecuatorianos de bajos recursos económicos que, por lo general, dependen del presupuesto estatal.
Empero, surge la pregunta: ¿Todos aquellos ciudadanos que violen las leyes del país y aquellos quienes no les importa el bienestar del prójimo tienen derecho a postularse para la presidencia?
De otro lado, la participación de los candidatos en la contienda electoral no ha tenido las mismas garantías y oportunidades que todos debieron haber tenido, incluso financieras, como para promover a sus candidatos y cumplir con su cometido. Por ejemplo, el sector bancario, cámaras, medios de comunicación, entre otros, brindaron apoyo y lo harán en la segunda vuelta, con seguridad, a Guillermo Lasso, resultado de lo cual tiene y tendrá muchas más posibilidades de influir en el electorado que otros candidatos que utilizaron sólo los fondos que les asignaron oficialmente del presupuesto estatal en partes iguales.
Merece un análisis especial el resultado desarrollado por ciertas empresas encuestadoras de dudosa credibilidad a juzgar por su inclinación a favor de determinados partidos políticos como las listas 10 de Bucaram y la de CREO de Lasso, donde casi coinciden en los resultados preliminares y no oficiales de las elecciones del 7 de febrero, toda vez que por la experiencia en elecciones pasadas han tratado de influir en el electorado manipulando datos que a la postre resultaron una afrenta para el pueblo ecuatoriano.
Un real y cabal ejemplo es la intromisión del señor Lasso, quien utilizando su “capital negro” influye en los votantes al introducir desinformación puesto que desde septiembre de 2020 se publicaron falsos resultados de encuestas en una serie de periódicos, datos proporcionados por la agencia CEDATOS, controlada por los hijos de Guillermo Lasso, según así nos informaron varios personajes de la vida política del país.
Al mismo tiempo, varias consultoras independientes de Ecuador y otros países de América Latina (Cpasociados, Eureknow, Centroinvest, Clima Social Estudios y otros) presentaron sus cálculos de encuestas de opinión, donde el panorama es totalmente diferente a la encuestadora de CEDATOS, que quedó muy mal parada ante la opinión pública.
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