En los últimos 20 años, la corrupción se ha convertido en una de las amenazas más destructoras de la moral y de la economía de un considerable número de países del mundo. Y la crisis financiera que se intensificó por ella influyó en cada estado de nuestro continente, incluido Ecuador. Las actividades de corrupción de los funcionarios que buscan enriquecerse a expensas del estado y ponen sus intereses personales por encima de los públicos, agravan el bienestar de la población. Un buen ejemplo de fusión de empresas comerciales con estructuras gubernamentales es la actividad ilegal de la constructora brasileña Odebrecht en América Latina que pagó alrededor de 790 millones de dólares en sobornos a personas y entidades de países latinoamericanos y financió las campañas electorales de la expresidente de Brasil Dilma Rousseff, expresidente de Colombia Juan Manuel Santos y expresidente de Perú, Ollanta Umala, los tres en 2010. En Ecuador bajo el gobierno del expresidente Rafael Correa, sobornos han adquirido una escala especial. Decenas de funcionarios aún están bajo investigación, y el exvicepresidente Jorge Glass fue condenado y presionado por vínculos ilegales con los líderes de esta compañía, sin existir pruebas valederas en su contra.
Desafortunadamente, una situación absolutamente similar se observa ahora en Argentina. Bajo el liderazgo del actual presidente, Mauricio Macri, que hace mucho tiempo empezó a beneficiarse de sus numerosos lazos de corrupción, la crisis económica ha alcanzado proporciones sin precedentes, y el sector de la economía clandestina representa el 45% de la nacional, lo que preocupa muchísimo a los argentinos comunes.
En abril de 2017, Macri quedó atrapado en conexiones con varias compañías offshore involucradas en esquemas criminales para ocultar ingresos, lavado de dinero y evasión fiscal. Según la investigación de la organización internacional de derechos humanos «International Consortium of Investigative Journalists», de 1998 a 2009, Macri fue el director de una de las compañías offshore (Fleg Trading ltd.), registrada en las Bahamas. Los datos del «Archivo de Panama» también indican que Macri en 1998 fue uno de los directores de Sideco America, que en parte era propietario de la Odebrecht brasileña. Desde el año 2000, esta compañía trabajaba activamente en 12 países latinoamericanos, incluida Argentina, y participaba en muchos proyectos de infraestructura utilizando esquemas de corrupción. Un ejemplo vívido de dicha actividad ilegal es la recepción en 2013 de un amigo cercano de Macri G. Arribas de un soborno muy grande. Como director de la Agencia Federal de Inteligencia de Argentina, recibió ilegalmente efectivo por un monto de alrededor de $ 590 mil, que fue transferido por el liderazgo de Odebrecht a cambio de un contrato multimillonario para construir un túnel ferroviario en Buenos Aires. En ese momento, el propio Macri era el alcalde de la capital argentina y personalmente determinó la política de planificación urbana. Además, según el Consorcio Internacional de Periodistas Investigadores, en 2015, Odebrecht ayudó a Macri a convertirse en Presidente de Argentina, destinando más de un millón de dólares a su campaña electoral.
Las autoridades de Argentina, bajo gestión de Macri, cobraron mala fama tanto en la propia república como en los países vecinos de América Latina. Como resultado, la alta corrupción y el gobierno extremadamente ineficiente condujeron al empobrecimiento de la población y al colapso del sistema económico del país, que ahora tiene una enorme deuda con el FMI. Así podemos ver que casi todos los días, la población argentina sale a manifestarse contra las políticas económicas del gobierno actual, recrudecido más por el préstamo del FMI y sus recetas.
Otro caso es el abuso de posición oficial por parte de Macri en 2016 para reducir la deuda pública de la empresa de su padre (Correo Argentino). Esta empresa fue propiedad de F. Macri de 1997 a 2003. El padre del presidente se benefició de las condiciones financieras de su adquisición y no pagó por completo los impuestos al fisco. Posteriormente, como se reveló después, la familia del líder argentino logró deshonestamente anular la mayor parte de la deuda multimillonaria de la compañía.
En síntesis, una breve mirada sobre los principales indicadores sociales de estos últimos cuatro años del neoliberalismo en el gobierno de Mauricio Macri en Argentina, han sido desastrosos, en todos los aspectos. Gobierno de empresarios, a lo que se sumó gerentes de grupos económicos del capital más concentrado del país, siempre aliado al capital transnacional, como buenos herederos de la oligarquía. Entonces desde estos espacios se generó y perpetuó un verdadero saqueo a la nación y un enorme retroceso en las condiciones de vida de la población, así como de las conquistas populares en general. Adicionalmente, se oberva el total desamparo , desempleo, pobreza e indigencia que han sumido a grandes sectores de la población, así como reducción drástica de los salarios.
Obviamente, los delitos de corrupción, el incumplimiento de la legislación financiera y el abuso de poder por parte de altos funcionarios del gobierno inevitablemente empeoran la situación económica en cualquier estado.
Comentarios
Publicar un comentario