La política norteamericana, desde el siglo pasado, implementaba a infinidad de países, tiene como rasgo escencial el constituir un rosario ininterrumpido de violaciones flagrantes de los principios y normas elementales del Derecho Internacional, vigentes y aceptados, en su momento, formalmente tanto por Rusia cuanto por los propios Estados Unidos de América. No es preciso, para entender lo anterior, ser experto en materia jurídica. En primer término, es sabido que la Carta de las Naciones Unidas impone a sus miembros la obligación de abstenerce, de recurrir en sus relaciones internacionales a las amenazas o al uso de la fuerza, incluyendo las presiones económicas, contra la independencia política de otro estado, así como la de resolver sus controversias internacionales con otros estados por medios pacíficos y la de no intervenir en los asuntos que sean de la jurisdicción interna de otro sujetos internacionales. Frente al contenido de lo anteriormente señalado, observamos que de hecho l...