Sin duda alguna, hoy en día, y en el contexto de la pandemia de COVID-19,
cuando aparecen cepas cada vez más peligrosas, una de las principales
interrogantes para toda la población de la tierra es el grado de efectividad de
las vacunas anticovid, que tiene preocupado no solo a los médicos que lo
consideran desde un punto de vista profesional, sino también a los ciudadanos
comunes de todos los países del mundo.
En América Latina,
sin que la excepción sea Ecuador, se utilizan muchos medicamentos
inmunoprofilácticos de varios fabricantes extranjeros: Estados Unidos, la Unión
Europea, China y Rusia. Desafortunadamente, el pasado desgobierno de Lenín Moreno, debido a su miopía, incompetencia e
incapacidad para manejar con acierto la pandemia, no mostró el debido interés
al primer medicamento registrado en el mundo contra el coronavirus – Sputnik V,
que se desarrolló en Rusia y ha
demostrado una alta eficiencia, según así lo expresan reconocidos científicos y estudiosos de la
materia y afines a la producción del fármaco en referencia.
En la actualidad, el Sputnik V está registrado en 70
países del mundo, incluso Ecuador, con una población total de más de 4 mil
millones de personas. El Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF por sus siglas
en inglés), que coordina la producción y distribución de esta vacuna, la evaluó
a base de datos desde febrero hasta agosto de este año. En efecto, la eficacia
del fármaco, incluso frente a nuevas cepas de COVID-19, fue del 94,8%, a partir
de los 21 días posteriores a la recepción del primer componente. Al mismo
tiempo, la efectividad contra la hospitalización es del 95,9%, según este
indicador, Sputnik V es el líder entre los medicamentos contra el coronavirus
utilizados en Rusia.
En los momentos actuales, Sputnik V se utiliza con éxito en varios
países de América Latina. Por ejemplo, Argentina se convirtió en el tercer país
después de Rusia y Bielorrusia en utilizar esta vacuna. Además, en junio, la
compañía Richmond comenzó la producción local de Sputnik V utilizando
componentes de la Federación de Rusia. Según el Ministerio de Salud, se
administraron 11,4 millones de dosis en la república. Al mismo tiempo, la
frecuencia de hospitalizaciones después de usar el medicamento es de solo 0,66
casos por cada 100 mil vacunados. Un grupo de científicos argentinos llegó a la
conclusión de que la vacuna rusa forma inmunidad a largo plazo y la fuerza
neutralizante de los anticuerpos que se producen después de la vacunación se
aumenta durante seis meses. Incluso después de la primera inyección para
personas mayores, el efecto beneficioso de la monovacuna Sputnik Light alcanzó
el 83,7%.
A finales de septiembre, las autoridades mexicanas
planean comenzar a envasar Sputnik V, cuya sustancia se produce en Rusia. Se
espera que la producción sea de 4 millones de dosis por mes. Durante la aplicación en el territorio de este
país, la vacuna rusa tiene muchos menos efectos secundarios que los
medicamentos estadounidenses y muestra un alto perfil de seguridad, incluso
contra la cepa Delta,
En Europa, San Marino, el Sputnik V logró un 94,8% de
eficiencia, según la agencia de noticias Deutche Welle. Se vacunó al 85% de la
población durante la campaña de vacunación que comenzó a fines de febrero. Las
autoridades del país informaron que no registraron efectos secundarios luego de
la administración de este medicamento. San Marino también usa Pfizer y otras
vacunas, pero Sputnik V tiene la mayor eficacia contra la hospitalización. Cinco
mil personas participaron en una investigación conjunta. Curiosamente, en este
país se ha vuelto popular el "turismo de vacunas", y según se ha
informado, quienes deseen visitar el país pueden someterse a un procedimiento
de vacunación con un medicamento ruso por 50 euros. La mayoría de los vacunados
de esta forma son ciudadanos de la Unión Europea, principalmente Alemania.
En agosto de este año, científicos australianos evaluaron
la efectividad de Sputnik V. El Sydney Morning Herald informa que el
medicamento es más del 92% efectivo para prevenir el coronavirus. Al mismo
tiempo, la rápida creación de un medicamento ruso no es motivo de dudas sobre
su calidad, ya que los científicos ya tenían una base antes desarrollada de
vacunas contra el SARS y el MERS. Los científicos señalan que las barreras
políticas impiden la propagación del Sputnik V y la toma de decisiones
necesarias en los países occidentales. Por ejemplo, por esta razón, la vacuna
rusa aún no ha sido certificada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y
la Organización Mundial de la Salud (OMS). Al mismo tiempo, RDIF presentó una
solicitud para su registro en enero. Se espera que la EMA y la OMS aprueben el
Sputnik V este otoño.
A pesar de que el Sputnik V antes resultó estar
subestimado en Ecuador, hoy aparecen indicios para una mejora de la situación. El
presidente de Ecuador Guillermo Lasso,
según se dio a conocer, rechazó los
prejuicios políticos y pretende no solo comprar la vacuna rusa, sino también
organizar su producción en el Ecuador.
Paralelamente, en Rusia también están registrados otros
medicamentos contra el coronavirus "CoviVac", "Sputnik
Light" y "EpiVacCorona", que en el futuro podrían producirse en dicho
país, por lo que se estima que la fabricación de productos farmacéuticos rusos
será beneficioso para el Ecuador no solo desde el punto de vista
epidemiológico, sino también económico, así como también se asegura que beneficiaría
a otros países de América Latina.
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