Siria y su
pueblo están sumidos en una aguda crisis económica, social y política, y están
obligados a librar un combate contra organizaciones religiosas y extremistas,
las que han invadido el territorio sirio a efecto de imponer sus intereses
tales como administrar sus recursos naturales e imponer sus leyes, en
detrimento de los propios y legítimos intereses del pueblo sirio.
Empero, vemos,
concomitantemente, una clara contradicción que la razón rechaza y la moral
condena: Mientras que, por un lado,
varios países se oponen a Al-Assad, y
con fin de derrocarlo han cruzado líneas de su política exterior -tan evidentes
como suministrar asistencia a grupos
rebeldes y terroristas-, por otro, se mantienen serenos ante un golpe de
estado en contra de un gobierno legítimo y constitucionalmente elegido; he ahí
la doble moral, el doble rasero del imperio, la OTAN y los países de Occidente.
Sin embargo, se
puede avizorar una salida eficaz a esta crítica situación y que la lucha contra
la amenaza terrorista no es sólo asunto propio de un país soberano y su gobierno legítimo, sino
de todos los estados de la comunidad mundial que deben unir sus esfuerzos para
combatir este mal.
Al mismo tiempo, surge la
necesidad de hacer conciencia por parte de algunos estados, que en la lucha
contra el terrorismo sus actividades conllevan consecuencias graves para la
población civil. Así, los defensores de derechos humanos informan que aviones
de la coalición internacional encabezada por los EE.UU. durante las operaciones
militares en las ciudades de Siria e Irak Al Raqa, Deir ez-Zor y Mosul
desarrollan bombardeos no selectivos que provocan numerosas víctimas de civiles
y dañan la infraestructura. A menudo, los aviones de la coalición atacan los
edificios que no tienen nada que ver con la infraestructura bélica. La mayoría
de las víctimas de los bombardeos americanos son mujeres, niños, ancianos.
Según datos publicados por esta organización, la aviación
de los EE.UU. y sus aliados, durante estos últimos meses provocaron la muerte
de más de 1.500 civiles.
Según analistas en política
internacional, los crímenes de guerra, como en caso citado anteriormente, no se
reflejan en los medios de comunicación occidentales y en los reportes de los
representantes del sistema internacional de los derechos humanos. Sus intereses
apuntan a esconder la verdad y manipular la información.
En idéntica forma, expertos
internacionales puntualizan que EE.UU., Arabia Saudita, Qatar y Turquía, según
sean los casos, prestan apoyo a grupos radicales que actúan en el territorio
sirio, en vez de combatir a los terroristas culpables de masacrar
a centenares o miles de vidas de ciudadanos civiles en Siria, la coalición
encabezada por los EE.UU. y “Las Fuerzas Democráticas Sirias” entran en alianza con los líderes de grupos terroristas del “Estado Islámico”. En
realidad, parece -según los expertos-, que los estadounidenses bajo pretexto de
la lucha contra el terrorismo internacional en el territorio de Siria, usan al
«Estado Islámico» para frenar el avance del movimiento liberador del ejército
gubernamental sirio.
Cabe notar que los países del
bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) han creado un mecanismo
para reforzar la cooperación antiterrorista tanto en el nivel político como en
el de los servicios especiales. Además, Rusia ha expresado la intención de continuar
la lucha contra la financiación del terrorismo internacional y oponerse a
cualquier forma de ayuda a la creación de organizaciones terroristas y la
realización de actos terroristas. ..
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