Es verdad. No sé qué tipo de atributos le adornaban a Barak Obama como para haberle concedido el Premio Nobel de la Paz, constituido en momentos actuales como “el premio de la risa”, cuando se observa que en “los inicios del siglo XXI, en todas partes de la humanidad, se levanta contra las guerras demenciales del imperio y del capitalismo salvaje”. En sus discursos, el presidente Obama prometía establecer libertad y democracia en los países de Oriente, como en Irak y Afganistán, y poner fin al conflicto entre Israel y los palestinos, sin embargo, afloran nuevas guerras en Libia y Siria, para continuar la actividad “criminal” del estado islámico en Irak. Práctica cotidiana de los Estados Unidos ha sido originar o inventarse conflictos para luego abandonarlos en medio camino sumidos en problemas tenebrosos. La política recurrente de los gobiernos de turno del imperio ha sido el derecho que tienen a usar la fuerza contra otros países, más aún todavía cuando no com...